El imperialismo es una actitud adoptada por un estado para pretender colocarse por encima de otros estados o comunidades. El imperialismo moderno suele referirse a la actitud de algunas potencias, principalmente europeas, desde la Edad Moderna hasta el proceso de descolonización tras la Segunda Guerra Mundial; y más específicamente, incluso con el nombre Era del Imperialismo, utilizado por la historiografía, al periodo que va de 1871 a 1919, en que se produjo una verdadera carrera para construir imperios, principalmente con el llamado reparto de África. A ese periodo se refieren dos de los textos más importantes que fijaron el concepto: Imperialism, a study, de Hobson, y El imperialismo, fase superior del capitalismo, de Lenin. Hay que mencionar que, imperialismo y colonización, son términos parecidos pero no iguales, ya que pueden ser confundidos, y tomarse como sinónimos. Desde una perspectiva marxista el imperialismo no es un periodo acabado de la historia, ni tampoco una forma extinguida de dominación política, sino la forma por la cual la propiedad del capital se concentra en unos países "centrales". Los países "periféricos" (en politología también se emplea la nomenclatura "norte-sur") sufren de este modo la explotación de los primeros. El trabajo y los recursos naturales se concentran en los países periféricos pero no su "gestión" ni, por ende, el consumo.
miércoles, 24 de febrero de 2010
martes, 23 de febrero de 2010
Antecedentes:
El imperio que la monarquía española tenía en el continente americano había permanecido prácticamente intacto desde el siglo XVI. La independencia de la casi totalidad de estos territorios se produjo, sin embargo, tras un proceso muy rápido que apenas duró un decenio.
Causas internas:
Desde Carlos III, la política reformista afectó también a las estructuras administrativas, políticas, económicas y sociales de las colonias, que experimentaron un considerable desarrollo. Sin embargo, la metrópoli mantuvo un sistema de pacto colonial que postergó el protagonismo de los criollos y mantuvo la economía colonial en una clara dependencia de los intereses metropolitanos.
Los graves conflictos que se vivieron durante las dos primeras décadas del siglo XIX en España facilitaron el triunfo de las fuerzas independentistas en los territorios americanos. Por un lado, la derrota ante los ingleses en Trafalgar (1805) supuso la ruptura del contacto directo entre la metrópoli y las colonias, con lo que los criollos americanos, principales protagonistas de la independencia, comenzaron a organizarse económica y militarmente para atender, además, el creciente intervencionismo británico. Por otro lado, en 1808, el vacío de poder que dio vida en España a las Juntas, se reprodujo en América a partir de los cabildos, especialmente, tras comprobar que el proceso reformador de Cádiz era solo para la Península, pues no se prestó atención a las demandas de los representantes coloniales.
Causas externas:
En el desarrollo del proceso de independencia influyeron las ideas ilustradas y los ejemplos revolucionarios de Estados Unidos y de Francia, en los que algunos líderes independentistas, como Miranda, habían participado directamente.
Por otra parte fue fundamental el apoyo de Estados Unidos y de Gran Bretaña a la empresa independentista, por su interés en desplazar a España y sustituirla en el control político y económico del espacio americano.
El imperio que la monarquía española tenía en el continente americano había permanecido prácticamente intacto desde el siglo XVI. La independencia de la casi totalidad de estos territorios se produjo, sin embargo, tras un proceso muy rápido que apenas duró un decenio.
Causas internas:
Desde Carlos III, la política reformista afectó también a las estructuras administrativas, políticas, económicas y sociales de las colonias, que experimentaron un considerable desarrollo. Sin embargo, la metrópoli mantuvo un sistema de pacto colonial que postergó el protagonismo de los criollos y mantuvo la economía colonial en una clara dependencia de los intereses metropolitanos.
Los graves conflictos que se vivieron durante las dos primeras décadas del siglo XIX en España facilitaron el triunfo de las fuerzas independentistas en los territorios americanos. Por un lado, la derrota ante los ingleses en Trafalgar (1805) supuso la ruptura del contacto directo entre la metrópoli y las colonias, con lo que los criollos americanos, principales protagonistas de la independencia, comenzaron a organizarse económica y militarmente para atender, además, el creciente intervencionismo británico. Por otro lado, en 1808, el vacío de poder que dio vida en España a las Juntas, se reprodujo en América a partir de los cabildos, especialmente, tras comprobar que el proceso reformador de Cádiz era solo para la Península, pues no se prestó atención a las demandas de los representantes coloniales.
Causas externas:
En el desarrollo del proceso de independencia influyeron las ideas ilustradas y los ejemplos revolucionarios de Estados Unidos y de Francia, en los que algunos líderes independentistas, como Miranda, habían participado directamente.
Por otra parte fue fundamental el apoyo de Estados Unidos y de Gran Bretaña a la empresa independentista, por su interés en desplazar a España y sustituirla en el control político y económico del espacio americano.
lunes, 22 de febrero de 2010
La revolucion francesa
La Revolución francesa fue un conflicto social y político, con diversos periodos de violencia, que convulsionó Francia y, por extensión de sus implicaciones, a otras numerosas naciones de Europa que enfrentaban a partidarios y opositores del sistema denominado del Antiguo Régimen. Se inició con la autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea Nacional en 1789 y finalizó con el golpe de estado de Napoleón Bonaparte en 1799.
Si bien la organización política de Francia osciló entre república, imperio y monarquía durante 71 años después de que la Primera República cayera tras el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte, lo cierto es que la revolución marcó el final definitivo del absolutismo y dio a luz a un nuevo régimen donde la burguesía, y en algunas ocasiones las masas populares, se convirtieron en la fuerza política dominante en el país. La revolución socavó las bases del sistema monárquico como tal, más allá de sus estertores, en la medida que le derrocó con un discurso capaz de volverlo ilegítimo.
Si bien la organización política de Francia osciló entre república, imperio y monarquía durante 71 años después de que la Primera República cayera tras el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte, lo cierto es que la revolución marcó el final definitivo del absolutismo y dio a luz a un nuevo régimen donde la burguesía, y en algunas ocasiones las masas populares, se convirtieron en la fuerza política dominante en el país. La revolución socavó las bases del sistema monárquico como tal, más allá de sus estertores, en la medida que le derrocó con un discurso capaz de volverlo ilegítimo.
La independecia de las 13 colonias de inglaterra
Las Trece Colonias es el nombre que se ha dado históricamente a las posesiones coloniales de Gran Bretaña en la costa atlántica de América del Norte comprendida entre Nueva Escocia y Florida, y que a fines del siglo XVIII se unificaron bajo un gobierno independiente para crear los actuales Estados Unidos.
Gran Bretaña había establecido colonias en América del Norte desde 1607, cuando se fundó la primera población permanente de colonos británicos en Jamestown, Virginia. A lo largo del siglo XVII aumentó la población de este asentamiento y se fundaron muchas otras colonias de origen británico, usualmente dotadas de una gran autonomía en sus asuntos internos, pero sujetas al dominio de Gran Bretaña.
Un rasgo importante de estas colonias era que su población de origen europeo era bastante heterogénea, pues a los iniciales inmigrantes ingleses se unieron después escoceses, irlandeses, alemanes, flamencos y hugonotes franceses. A mediados del siglo XVII Suecia y los Países Bajos también habían fundado pequeñas colonias en la costa norteamericana, pero cuando Inglaterra conquistó tales asentamientos su población también fue absorbida por las Trece Colonias, aumentando la diversidad en la población. La religión era también otro factor de gran diferenciación, pues en estas colonias se asentaron diversas denominaciones religiosas de Inglaterra que eran perseguidas o discriminadas en su tierra natal, como los cuáqueros o católicos, con el fin de continuar sus creencias lejos del control de la Corona británica. En el siglo XVIII estos asentamientos se habían extendido a lo largo de la costa hasta las cercanías de los Montes Apalaches.
Gran Bretaña había establecido colonias en América del Norte desde 1607, cuando se fundó la primera población permanente de colonos británicos en Jamestown, Virginia. A lo largo del siglo XVII aumentó la población de este asentamiento y se fundaron muchas otras colonias de origen británico, usualmente dotadas de una gran autonomía en sus asuntos internos, pero sujetas al dominio de Gran Bretaña.
Un rasgo importante de estas colonias era que su población de origen europeo era bastante heterogénea, pues a los iniciales inmigrantes ingleses se unieron después escoceses, irlandeses, alemanes, flamencos y hugonotes franceses. A mediados del siglo XVII Suecia y los Países Bajos también habían fundado pequeñas colonias en la costa norteamericana, pero cuando Inglaterra conquistó tales asentamientos su población también fue absorbida por las Trece Colonias, aumentando la diversidad en la población. La religión era también otro factor de gran diferenciación, pues en estas colonias se asentaron diversas denominaciones religiosas de Inglaterra que eran perseguidas o discriminadas en su tierra natal, como los cuáqueros o católicos, con el fin de continuar sus creencias lejos del control de la Corona británica. En el siglo XVIII estos asentamientos se habían extendido a lo largo de la costa hasta las cercanías de los Montes Apalaches.
En 1733, los colonos ingleses habían ocupado 13 colonias a lo largo de la costa del Atlántico, desde Nuevo Hampshire en el norte hasta Georgia en el sur. Una vez lograda la independencia, resultó muy complicado poner de acuerdo a todas las antiguas colonias si seguían como Estados independientes, o se reunían en una sola nación. Tras varios años de negociaciones, en 1787, 55 representantes de las antiguas colonias se reunieron en el Congreso de Filadelfia con el fin de redactar una constitución. Se creaba así un único gobierno federal, con un Presidente de la República y dos Cámaras Legislativas (Congreso y Senado) como solución intermedia. Redactó también la Constitución de 1787, y llamó a las elecciones por las cuales George Washington fue investido primer Presidente de los Estados Unidos.
La revolucion industrial
La Revolución Industrial es un periodo histórico comprendido entre la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX, en el que Inglaterra en primer lugar, y el resto de Europa continental después, sufren el mayor conjunto de transformaciones socioeconómicas, tecnológicas y culturales de la Historia de la humanidad, desde el Neolítico.
La economía basada en el trabajo manual fue reemplazada por otra dominada por la industria y la manufactura. La Revolución comenzó con la mecanización de las industrias textiles y el desarrollo de los procesos del hierro. La expansión del comercio fue favorecida por la mejora de las rutas de transportes y posteriormente por el nacimiento del ferrocarril. Las innovaciones tecnológicas más importantes fueron la máquina de vapor y la denominada Spinning Jenny, una potente máquina relacionada con la industria textil. Estas nuevas máquinas favorecieron enormes incrementos en la capacidad de producción. La producción y desarrollo de nuevos modelos de maquinaria en las dos primeras décadas del siglo XIX facilitó la manufactura en otras industrias e incrementó también su producción.
Así es que en la revolución industrial se aumenta la cantidad de productos y se disminuye el tiempo en el que estos se realizan, dando paso a la producción en serie, ya que se simplifican tareas complejas en varias operaciones simples que pueda realizar cualquier obrero sin necesidad de que sea mano de obra calificada, y de este modo bajar costos en producción y elevar la cantidad de unidades producidas bajo el mismo costo fijo.
La economía basada en el trabajo manual fue reemplazada por otra dominada por la industria y la manufactura. La Revolución comenzó con la mecanización de las industrias textiles y el desarrollo de los procesos del hierro. La expansión del comercio fue favorecida por la mejora de las rutas de transportes y posteriormente por el nacimiento del ferrocarril. Las innovaciones tecnológicas más importantes fueron la máquina de vapor y la denominada Spinning Jenny, una potente máquina relacionada con la industria textil. Estas nuevas máquinas favorecieron enormes incrementos en la capacidad de producción. La producción y desarrollo de nuevos modelos de maquinaria en las dos primeras décadas del siglo XIX facilitó la manufactura en otras industrias e incrementó también su producción.
Así es que en la revolución industrial se aumenta la cantidad de productos y se disminuye el tiempo en el que estos se realizan, dando paso a la producción en serie, ya que se simplifican tareas complejas en varias operaciones simples que pueda realizar cualquier obrero sin necesidad de que sea mano de obra calificada, y de este modo bajar costos en producción y elevar la cantidad de unidades producidas bajo el mismo costo fijo.
La ilustracion
Se conoce como "Ilustración" al movimiento filosófico que se originó y desarrolló en Europa (particularmente en Francia) durante el siglo XVIII. Se consideraba que todo lo antiguo se enmarcaba en un ambiente de oscuridad y decrepitud, y que la nueva ideología que llegaba eran las "luces", que iluminaba al mundo. Esta era en parte una visión exagerada, ya que el pensamiento europeo del siglo XVIII no venía de las tinieblas sino de un proceso gradual producto de las transformaciones ocurridas en las sociedades europeas desde muchos siglos atrás.
El precedente histórico más apegado a la Ilustración fue el Renacimiento, donde también se trataba de romper con el pasado medieval y renacer en la nueva modernidad.
La ilustración presenta las siguientes ideas y principios:
Empirismo: los ilustrados contra pusieron su fe en la experimentación para poder conocer el mundo y conseguir el progreso.
Criticismo: el ilustrado aspira a someter a crítica racional todo el conocimiento anterior.
Deseo de conocimiento: el ilustrado siente un enorme deseo de conocer por completo el mundo donde habita, de iluminarlo (de ahí el nombre de Ilustración), pero también siente la necesidad de dar a conocer lo aprendido. Esto último explica la aparición de uno de los grandes proyectos de la época, como por ejemplo la Enciclopedia Francesa.
Utopismo: se cree que la aplicación de la razón a todos los aspectos de la vida humana permitirá una mejora constante de la sociedad y un progreso económico y cultural ilimitado.
Progreso y felicidad: el ilustrado a lo que aspira como objetivo prioritario es a conseguir la felicidad en este mundo.
Reformismo: los ilustrados proponen modernizar la sociedad mediante lentas reformas que serán llevadas a cabo por reyes y gobiernos de carácter absolutista.
Los filósofos ilustrados buscaban la verdad científica y se basaron en la razón para explicar la realidad del mundo en el que vivían. La ilustración es para la historia un sistema de pensamientos producido por los intelectuales en un ambiente de autonomía y libertad de la razón individual, donde cada persona podía instruirse en busca de la verdad científica. Era sobre todo, un programa educativo orientado a elevar el nivel cultural de la sociedad y mejorar la situación de quienes desearan cultivar la razón y salir de la ignorancia.
El precedente histórico más apegado a la Ilustración fue el Renacimiento, donde también se trataba de romper con el pasado medieval y renacer en la nueva modernidad.
La ilustración presenta las siguientes ideas y principios:
Empirismo: los ilustrados contra pusieron su fe en la experimentación para poder conocer el mundo y conseguir el progreso.
Criticismo: el ilustrado aspira a someter a crítica racional todo el conocimiento anterior.
Deseo de conocimiento: el ilustrado siente un enorme deseo de conocer por completo el mundo donde habita, de iluminarlo (de ahí el nombre de Ilustración), pero también siente la necesidad de dar a conocer lo aprendido. Esto último explica la aparición de uno de los grandes proyectos de la época, como por ejemplo la Enciclopedia Francesa.
Utopismo: se cree que la aplicación de la razón a todos los aspectos de la vida humana permitirá una mejora constante de la sociedad y un progreso económico y cultural ilimitado.
Progreso y felicidad: el ilustrado a lo que aspira como objetivo prioritario es a conseguir la felicidad en este mundo.
Reformismo: los ilustrados proponen modernizar la sociedad mediante lentas reformas que serán llevadas a cabo por reyes y gobiernos de carácter absolutista.
Los filósofos ilustrados buscaban la verdad científica y se basaron en la razón para explicar la realidad del mundo en el que vivían. La ilustración es para la historia un sistema de pensamientos producido por los intelectuales en un ambiente de autonomía y libertad de la razón individual, donde cada persona podía instruirse en busca de la verdad científica. Era sobre todo, un programa educativo orientado a elevar el nivel cultural de la sociedad y mejorar la situación de quienes desearan cultivar la razón y salir de la ignorancia.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)